Lo que resonó más allá de la fiesta: el primer grito de una gobernadora veracruzana
- Mente Urbana

- 20 sept
- 3 Min. de lectura
Orlando Corso
Durante la noche del 15 de septiembre de 2025, Xalapa se vistió con los colores de la
bandera mientras las calles se llenaban de música, comida y multitudes festejando la
Independencia de México.
A tempranas horas, la Plaza Lerdo empezó a llenarse. Familias comenzaron a llegar con
banderas y celulares listos para inmortalizar aquel momento histórico: el primer Grito de Independencia de una mujer gobernadora del estado de Veracruz, Norma Rocío Nahle García.
El evento tenía la pinta de ser memorable, no sólo por los cambios de la administración
política, sino por lo que significa para muchas mujeres ver a una de las suyas en el balcón principal del Palacio de Gobierno.
Fue a las 11:00 de la noche, cuándo Nahle Apareció vestida con un traje típico jarocho,
decorado con bordados artesanales de Papantla. Con una voz firme recorrió la plaza con los ¡Vivas! tradicionales:“ ¡Mexicanas y mexicanos! ¡Viva la Independencia! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria! ¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva José María Morelos y Pavón! ¡Viva Vicente Guerrero! ¡Viva Ignacio Allende! ¡Viva la libertad! ¡Viva nuestra soberanía nacional! ¡Viva la cuarta transformación! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”.
La ceremonia se llevó a cabo con la presencia de la escolta del 63° Batallón de Infantería, autoridades civiles, militares y el gabinete legal, Finalizando con la entonación del himno nacional, acompañado de música y luces que decoraban la plaza, dando un ambiente de orgullo patrio.
Tras la culminación de la ceremonia, El Huapango de Moncayo, interpretado por la Banda Sinfónica del Estado, fue acompañado por fuegos artificiales que estallaban sobre el cielo xalapeño. La gente ondeaba sus banderas con entusiasmo, mientras coreaban el nombre de Veracruz.
Sin embargo, no todos los gritos fueron de celebración… Justo en frente de la Catedral Metropolitana, se hallaba un grupo de personas con camisetas blancas y pancartas con rostros impresos. Eran padres y madres de familia que convirtieron el dolor en el motor para salir a protestar por la desaparición de sus hijos e hijas.
“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, entonaban. Su presencia no interrumpió el
acto oficial, pero trajo consigo un cambio de significado. En medio de la celebración, se
hizo escuchar el reclamo por la justicia, recordando que la Independencia también implica memoria, y reparación.
La gobernadora, acompañada por su gabinete y esposo, observó el acto sin confrontación alguna. Después, en una entrevista, confirmó que su administración está dispuesta a dialogar con los manifestantes para que se fortalezcan las acciones de la Comisión Estatal de Búsqueda.
Aun así, una de las madres Que lleva 8 años buscando a su hijo, expresó: “Queremos
hechos, no promesas”. La noche continuó con música de La Sonora Banda Dinamita y la Original Banda El Limón, mientras jóvenes adultos y niños se movían al ritmo de cumbia y banda y los vendedores ambulantes ofrecían elotes, algodones y cervezas.
El ambiente se mantuvo festivo, casi catártico. Pero para quienes cargan con la ausencia de sus seres queridos, la fiesta tiene otro significado.
En una esquina de la plaza, una mujer sostenía una pancarta con la foto de su hija
desaparecida. No bailaba, no cantaba. Sólo observaba el cielo iluminado por fuegos
artificiales, como si estuviese esperando una señal. “Cada año vengo, no para celebrar,
sino para recordar que mi hija también merece ser nombrada”. Dijo la presencia de los padres de familia de los desaparecidos no fue un acto casual. Fue un movimiento simbólico. En medio del festejo y la música, el silencio que mantuvieron también gritaba. Y aunque ese grito no retumbaba en los altavoces, se escuchó en los
corazones de aquellos que saben que la patria no está completa mientras haya familias
incompletas.
Al concluir la noche, cuando las luces se apagaron y la música cesó, sólo quedaban los
ecos. Aquellos de la gobernadora, quien hizo historia al ser la primera mujer en dar el grito en el estado de Veracruz. El de los padres y madres que siguen luchando por encontrar a sus hijos e hijas. Y el de una sociedad que comienza a entender que la fiesta no está completa sin justicia.




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