De la selva al mar (parte dos)

El amor al arte lleva a quienes le entregan su vida a lugares que nunca imaginaron, a darse cuenta de oportunidades que no concebían y que cambian vidas. Valeria Becerril, bailarina originaria de Chiapas, es un ejemplo de esto.
Posterior a un viaje en búsqueda de clases de danza clásica y a su participación en la final del concurso de coreografía en un encuentro estudiantil realizado por la Universidad Veracruzana (UV), sus ojos se abrieron ante la situación que vivía.

Durante el Encuentro Nacional de Estudiantes de Danza Contemporánea (ENEDAC), organizado por la UV, notó que el nivel de las otras facultades del país era muy bueno, deseando llegar algún día a él.
Esto la llevó a buscar una movilidad estudiantil por un semestre. Finalmente, después de un largo proceso, esta decisión la llevó a Xalapa. Desde la primera semana en la ciudad, ella sabía que quería quedarse por más de seis meses. “Solo el hecho de ver las salas, de verdad verlas tan bonitas”, compartió la entrevistada sobre sus primeras impresiones de la UV. Unos meses después, logró su cambio definitivo a la Veracruzana, iniciando un nuevo camino en la danza y la vida

